martes, 26 de junio de 2012

¿Dónde? Mira, allí...





Where Is My Mind ? by Pixies on Grooveshark


La noche era más próxima a la llegada del sol que a su partida. Aramis apuró hasta encontrar una sonrisa que le dejara dormir. Cabizbajo y sin apenas esperanza, se dejó llevar al paso de su caballo hasta llegar al establo. Bajó de la montura y lo acarició mientras le susurraba algo al oído. Algo que le decía todas las noches, por cada una de las noches que continuaban con vida. El aire puro de la montaña, el calor de la sangre después de una batalla, la tímida luz de una puesta de sol… su vida. El uno sin el otro no habría sobrevivido, después de todo.

En ese momento, dos bastardos aparecieron desde las sombras por la espalda. Los hombres habían decidido probar el filo de su espada cuando intentaron asaltarle. Las espadas se cruzaron incontables veces y Aramis, sin iniciativa alguna, consiguió repeler cada uno de los ataques de la mejor forma posible. Ninguna de las heridas fue mortal y primero acabó con uno, y luego con el más bajo de los dos. Aquellos hombres debían haber sido enviados por alguno de sus enemigos. Vivir con honor y por la seguridad del pueblo tenía sus consecuencias. Ya estaba acostumbrado al peligro que le acechaba día tras día pero nunca le habían esperado en su propio hogar, temporal, pero su hogar. Cuando la victoria ya era suya se derrumbó, debilitado por la pérdida de sangre, mareado y confundido por el sobresalto. Su conocimiento se perdió durante un par de horas.

Cuando despertó estaba en su cama, solo y con la vida entre sus brazos. Tan solo pudo recordar lo que vio mientras perdía el conocimiento tumbado en el suelo: Unos pies se le acercaban con paso decidido. No supo cómo ni por qué, pero aquello que fuera lo que le salvó, le alejó de sus mayores temores durante un instante.

De esa persona tan solo pudo discernir su gran lunar, lo que la diferenciaba de las demás.


A.