sábado, 17 de septiembre de 2011

Yo conmigo mismo.




Escucho. Es tarde. No hay nadie por la calle. Estoy yo conmigo mismo. Hace frío. ¡Cuánto tiempo sin sentir frío! Frío físico, claro. Las farolas me miran, no tienen a nadie más a quien alumbrar, están solas, como yo volviendo a casa. Era como lo que decía aquel libro tan especial: …Las farolas nos miran con cara de: "Control de identidad, por favor. Tengan la amabilidad de sacar las estrellas de los bolsillos, del pelo, de los ojos. Todo lo que brille, deposítenlo en la bolsa de plástico: sus sonrisas, sus recuerdos, ya no los necesitarán allá a donde van" (Malzieu Mathias. La alargada sombra del amor. 2010). Escucho una canción y cierro los ojos sabiendo que no voy a chocarme con nada por la calle. Tan solo los abro en pequeños momentos para cambiar de dirección y sigo escuchando la canción. Quiero llegar a casa y dormir, estoy realmente cansado. Creo querer, quiero creer. Mañana volveré a ser yo. Y tengo frío, qué placer.

Y escucho, y sigo escuchando la canción.


A.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Y el saltar contra el suelo.



Bonita mañana. Espero que esta extraña sensación tarde en desaparecer. Mente iniciándose, sabor a resaca, sonrisa permanente.

Es cierto que faltaba algo cuando he despertado, pero he conseguido superar el primer reto de la mañana, y me he levantado con todo el ánimo posible.

Noche rara, ninguna sorpresa pero sorprendente. Estuvo bien, sobretodo lo del móvil. Viejos recuerdos… ¡Qué divertido!

No queda mucho por decir hoy, dejaré que termine de sonar esta canción, este espejo matutino. Y luego iré, iré a buscar la mejor sonrisa del día.

 ...
"No me da la gana de escribir cordura, de adornar insultos, de adorar ni cielo ni bandera,
Y no me da la gana de caer de pie, de soñar solo dormido, de querer lo que no es mío, de ponerte buena cara"

A.

viernes, 2 de septiembre de 2011

En el rincón de mis pensamientos.



 

No sé realmente lo que quiero decir hoy. Quizás sería mejor callarme otro día más pero por momentos aparece mi nuevo “yo” que me impulsa a decir aquí lo que pienso y actuar en consecuencia. Mientras las calles se inundan de decepción aquí conservo la dignidad y la fuerza, que ya es decir a estas alturas.

No me reconozco. ¿Dónde está el chico soñador y romántico? ¿Y aquel que buscaba princesas? Mis 20 años son más que un número. Son una experiencia y una pequeña madurez. Y bueno… esos cuentos los he dejado.  Se quedaron hace no sé cuánto por el camino. Las princesas dejaron de ser princesas y mi sueño despertó. Vi el egoísmo, la decepción y la impotencia. Vi una realidad muy distinta a la que mi imaginación había creado.

La espiral de estos últimos años ha terminado por cambiarme y me cuesta ver más allá de un simple sentimiento. Y no me gusta porque me sentía especial poniendo sobre la mesa mi sacrificio y mi imaginación, al alcance de todos. Me hacía sentir muy diferente a los demás creyendo en algo especial y bonito (para algunos). Ahora… se que perderé muchos caminos, muchas puertas y todas las metáforas que pueda improvisar en este momento pero los hechos me han hecho cambiar. Creí en un mundo amable donde lo que das, lo recibes, y me he chocado de morros con un mundo demasiado egoísta.
Ojalá pudiera recuperar esa ilusión, eso tan propio de mí. No me gustaría arrepentirme de este momento jamás porque a pesar de todo, abrir los ojos es lo mejor que se puede hacer en toda tu vida. Porque si te paras a pensarlo… es lo primero que haces cuando apareces en este mundo.

Necesito descansar y estoy descansando. Despierto, salgo de la cueva y veo la luz platónicamente hablando, la realidad. Ahora quiero entenderla, quiero encontrar la manera de ser feliz, algo que fundamenta nuestra vida, algo que nos da la razón para vivir.

Echo de menos mi otro “yo” pero a base de piedras han conseguido arrebatármelo. Espero orientarme pronto y no perder nada más. Siento tener miedo y no ser capaz de decidirme.

Quiero sonreír que de tanto buscar  sonrisas he perdido la mía.

 
P.D. Hace tiempo tuve el placer de conocer a una gran persona durante más de 20 minutos. Una persona famosa que no tuvo inconveniente en bajarse de ese escenario que lo hace tan grande para ponerse a mí pequeña altura y hablarme de cosas muy profundas que vive como cualquier otro. Ahora me acuerdo mucho de él porque me cantó una estrofa para explicarme cómo empezó una canción que cómo no, nació entre sus sentimientos más desechos. Esa estrofa la tengo ahora más presente que nunca porque dice así:

"No es sencillo, es delicado ya que conozco al dedillo
tu silencio y tus murmullos
Has venido y me has hablado
y ahora yo como un capullo dentro de mi vida te incluyo
Y sustituyo la razones que ayer me dictó mi orgullo
agachando la cabeza, negando que ya soy tuyo
Sin que nadie me lo cuente hace ya tiempo que lo intuyo
y ando loco por la calle reprochándome detalles,
con miedo de que me quieras y con miedo de que me falles"

A.