He aquí un paréntesis en la historia, en el largo y
estrepitoso camino que cabalgamos. Retomo la identidad perdida en un amago de
añoranza y serenidad. Enfrento los espacios en blanco y juego con el sorteo de
las palabras. Despierto los pensamientos más escondidos y les doy vida tan solo
un instante para reencontrarme de nuevo, reinventado y fortalecido. Todo cambia
constantemente, pero podemos dejar que nos cambie o cambiarlo nosotros, dejar
al director que escriba nuestra historia o escribirla nosotros mismos: Acentuando
las escenas más hermosas, encomillando algunas excepciones y colocando puntos en
las oraciones demasiado largas y egoístas. A veces, querría haber sido aquel
que imaginaba con los ojos cerrados para encontrar la esencia de muchos años
perdidos, de días que se hacían noches y de noches que nunca dejarían de serlo.
Querría haberme parado en el camino, a contemplar el paisaje y a perderme en él
una vez más. Sin embargo, volé lo más lejos que pude y me reinventé manteniendo
mi mirada perdida pero renovando lo desgastado. Hoy me reinvento una vez más
porque las pequeñas ilusiones han acabado demostrando ser tiempo perdido. Si
nadie da más, no habrá mejor oferta. Todos nos protegemos, todos tenemos miedo
a lo que pueda herirnos y esperamos a que luchen los demás. Por eso a veces hay
que descansar, porque no vamos a luchar solos. Quizás en otro lugar, en otro
tiempo, después de volar. Pero puedo admitir, que para quien estaba acostumbrado,
es muy difícil aceptarlo.
Aquí solo estoy yo y si
debo algo a alguien es a este papel que me deja orientarme. Muy pronto volveré
a volar.
A.