Sigo aquí, al fondo del cajón, entre los recibos de luz de varios meses pasados. Mantengo una extraña fuente de inspiración que me grita, que me empuja desde el silencio. Hace moverme por las calles, por las avenidas, por los rincones más oscuros de mi callejón. 3 de la mañana, papel en blanco y miles de ideas sin orden alguno. El momento de reflexión inunda mis sentidos. Expulso cada palabra que crea mi consciencia y oculto todo aquello que mi subconsciente no me deja ver, no me deja sentir. Las cartas del banco y los cd’s abandonados se posan sobre mí. Evitan mi mirada, nerviosos ante mi reacción. Soy algo más que otra carta destrozada al abrir. Respiro a dos pasos de la ignorancia, y del miedo.
Abren el cajón y me ciega una dulce luz dorada.
Me siento mejor y... sigo aquí.
A.
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