sábado, 21 de abril de 2012

Con las prisas volaeras

  Nuestro Entonces by Hora Zulu on Grooveshark
A Don Rafael by Hora Zulu on Grooveshark



-¡Hola diario! Te preguntarás porqué te escribo hoy, después de tanto tiempo. Pues mira, no puedo dormir. Aunque realmente no sé porqué te llamo diario si tan solo eres una libreta medio destrozada, a la que le han quitado casi todas sus hojas con delicadeza (o tampoco). Ahora tan solo te quedan… a ver que cuente… ¡Dieciséis hojas! Con lo grande y fuerte que eras y lo débil y flacucha te has vuelto. Bueno, al menos todavía te queda espacio para hacerme compañía esta noche, siempre has estado ahí. Aunque ya no te quede mucho, cualquier día desapareces y me dejas sorprendido, furioso y dolorido. ¿Quién me acompañará las noches como hoy?
- Otra libreta.
- Pues no, tu eres especial y será difícil suplantarte. ¡Cuántas cosas transmito sin decirlas, eh! Jo… ¡Cómo me ayudas! Por cierto, ¿sabes qué? Hacía muchísimo tiempo, desde París creo,  que no escribía a mano.
- Ya bueno, nunca has tenido una buena letra.
- No era necesario eso… mira que te arranco otra hoja. No te preocupes, admito que no me gusta mi letra. Estoy pensando que si todo lo que he escrito lo hubiera hecho aquí, ahora mismo solo serías dos tapas de cartón. ¿Dieciséis hojas? Bah… eso con un par de sucesos y una musa lo relleno.
- Eres un cobarde.
- No te atrevas… ahora ya no tiene sentido no serlo. Parece ser que hace tiempo perdió el sentido.
- Valoras en exceso algunas cosas puntuales e infravaloras lo que siempre tienes.
- Puede, pero no todo. ¿Cuánto tiempo llevas ahí en el armario empotrado esperando a compartir tu papel con mi tinta? Siempre ahí y ahora, justamente ahora, te necesito. Realmente lo he hecho siempre, aunque te llenes de polvo. Con las demás cosas te diferencias porque siempre estás ahí, no te puedes mover, aunque te queda poca vida…
- Desde hace tiempo, he creído que ya no me necesitabas, que estas noches habían acabado, quizás porque ya estoy mayor.
- Prometo escribirte todos los días “te necesito” hasta que tus hojas se acaben, y cuando se acaben seguiré por las tapas y cuando ya no quede un hueco en blanco donde quepa “te necesito”, entonces comenzaré a introducir nuevas hojas que graparé (sin hacerte mucho daño) y continuaré escribiéndote que te necesito hasta que te quede claro y suplante todos estos años olvidados.
- Hermoso pero ya sabes que odio que me taches, aunque hoy lo hayas hecho poco.
- Lo sé. Pero mis dudas están presentes siempre.
- Te lo perdono mientras cada mañana me despierte para escuchar que me necesitas. Y no te equivoques cuando escribas eso precisamente y tengas que tacharlo.
- De eso estoy seguro. Casi llevo dos hojas, ni pizca de sueño. ¡Joé! Me quedan cuatro horas y media.
- ¿Te habías planteado hablar con una libreta cuando te has levantado a por mí?
- La verdad es que no, pero necesitaba compañía y que alguien me escuchara. Eras la primera en la lista.
- ¿Has sacado algo en claro?
- Que te necesito.
- Por eso sigo aquí.


A.

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